Best 6 quotes of Merche Diolch on MyQuotes

Merche Diolch

  • By Anonym
    Merche Diolch

    A veces, para descubrir quién eres, hace falta romper las cadenas que te asfixian. Falco, Destino

  • By Anonym
    Merche Diolch

    A veces para saber por qué llora tu alma, debes arriesgarte a mirar hacia atrás para descubrir la verdad, aunque eso signifique aceptar que la has perdido para siempre... Falco, Destino

  • By Anonym
    Merche Diolch

    ―El cambio climático provocó ciertas modificaciones. ―Eso lo sé ―le interrumpió―. Los polos de la Tierra se derritieron. Las aguas abnegaron la superficie terrestre y solo algunas zonas sobrevivieron, adaptándose a condiciones muy extremas como Antiqua Canadá, conquistada por la nieve y el hielo. »El resto del mundo sobrevive gracias a las grandes estructuras artificiales que se construyeron. Enormes urbes donde los puentes, viaductos y carreteras colgantes, dominan el paisaje de una civilización en la que ve, cada noche, 306 cómo el agua podría avanzar por sus calles sin ningún control, si no fuera gracias a las presas o diques que se han levantado en sus orillas. »Todo es artificial, Gabriel. ―Volvió a golpear con su pie el suelo―. La mayoría de los animales, por no decir todos, se han extinguido. Hay especies vegetales que no llegué a conocer. Y ahora… ―Miró lo que les rodeaba para devolver su atención al hombre―. Ahora mi mundo, las ideas que me han inculcado desde niña, han cambiado.

  • By Anonym
    Merche Diolch

    Soltó el aire que sin darse cuenta había retenido, mientras una frase célebre, de uno de los escritores de la antigüedad, invadía su mente: «La mejor manera de librarme de la tentación es caer en ella.»

  • By Anonym
    Merche Diolch

    —Suéltame —le exigió. Álvaro tragó. —Discúlpate —ordenó. Daniela negó con la cabeza. —¿Por qué? ¿Por llamarte idiota? —Apretó su muñeca un poco más—. No voy a pedir perdón por algo que es verdad. Él gruñó, esperó unos segundos, midiéndose con su mujer, hasta que la soltó. La miró, observó su cara, su nariz, sus labios, donde se detuvo un poco más y al final, desistió. Se dio media vuelta y comenzó a subir las escaleras, alejándose de ella. —Este «idiota» sabía lo que tenía a su lado hacía unos años y tuvo que dejarlo escapar —susurró. Daniela observó la espalda del hombre, muda, sin saber muy bien qué decir o hacer, temblando... y sintió cómo su cuerpo se derrumbaba sobre los escalones dejando que un llanto silencioso la invadiera.

  • By Anonym
    Merche Diolch

    ―Yo también pensaba lo mismo. Lo que nos habían enseñado, lo que habíamos visto, leído, catado desde niños. ―Señaló el paisaje―. Todo cambió cuando llegué aquí, a Nueva Esparta, y conocí a Séneca.