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By AnonymManuel Ramos Ramos
¿Dónde quedó el filósofo? Cada día que pasa, olvido un poco más todo cuanto aprendí en la universidad. Me he convertido en un lobo que, inexorablemente, persigue a sus víctimas hasta cazarlas. (p. 150)
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By AnonymManuel Ramos Ramos
En un último grito, ella, indefensa y completa, clavó las uñas sobre su espalda. Él, como un río embravecido, se dejó llevar, navegando por el interior de la mujer que se hallaba extasiada. (p. 237)
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By AnonymManuel Ramos Ramos
Me miro y pienso en aquel joven estudiante de Filosofía, enamorado de las ciencias y con mil proyectos por construir. Todo murió... (p. 150)
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By AnonymManuel Ramos Ramos
—No son sueños, José, son los horrores de la guerra que me persiguen. Sé que hasta que no muera no descansaré en paz. [...] Solo los que lo vivimos comprendemos los demonios que nos persiguen. En la guerra no hay honor, solo crueldad. Los instintos más bajos aparecen y no te imaginas lo que un hombre es capaz de hacer cuando está cegado por el odio o la locura. (p. 43)
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By AnonymManuel Ramos Ramos
—Te pueden quitar todo, menos las ideas. Fusilaron a Lorca y sus versos siguen más vivos que nunca; Machado; Hernández; acabaron con sus vidas, pero no con su obra. (p. 290)
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